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Tres tradiciones y rituales -la Hoguera de la Virgen de Loreto, el Judas y los Mayos- de Venta del Moro han sido declaradas Patrimonio Inmaterial de Relevancia Local gracias a que se han mantenido a lo largo de los años sin apenas alteraciones, transmitiéndose de generación en generación y formando parte de la vida y cultura de los venturreños.

La Hoguera de la Virgen de Loreto es una “hoguera de vísperas” que se celebra el 9 de diciembre, día anterior a las Fiestas Patronales de Venta del Moro. Las hogueras están vinculadas a un ritual de renovación y simbolizan la apertura de una nueva etapa. Esta fiesta tiene lugar a lo largo de todo el día y se inicia con la recogida de restos de poda de los bosques. La hoguera se confecciona con un alto nivel de participación vecinal y, hacia las siete de la tarde, tiene lugar el pasacalle de las reinas de las fiestas, acompañadas de la Unión Musical, como prolegómeno a la quema de la hoguera. Durante la misma se reparte vino, patatas para asar en la hoguera y suenan a rebato las campanas percutidas por volteo manual de los vecinos.

La Traición de Judas tiene lugar el Domingo de Resurrección. Todo comienza la noche del Sábado de Gloria con la confección del muñeco que se cuelga posteriormente del campanario de la iglesia parroquial. A las nueve de la mañana del Domingo de Resurrección sale la procesión del Encuentro de la Virgen (portada y seguida sólo por mujeres) y del Niño (portado por los quintos y seguido por los hombres). Cuando se “encuentran” ambas imágenes, la banda municipal entona el himno nacional y se empiezan a tañer manualmente las campanas a rebato por los quintos. Es el momento en el que el “judas” es despeñado desde la torre. Un grupo de niños, pertrechados de bastones y cañas, apalean al monigote en la misma plaza, mientras las campanas lo celebran. Luego es arrastrado por las calles del pueblo hasta la rambla, el lugar que simboliza un descenso metafórico al infierno. Por ello, es ahí donde se le prende fuego.

Los Mayos eran una fiesta profana que daba la bienvenida a la primavera y se relacionaba con cultos a la fertilidad. El apogeo de la naturaleza en esta estación se vinculará al deseo de emparejar a mozas y mozos.  La palabra «mayo» presenta tres acepciones en Tierra Bobal: el mayo entendido como fiesta en sus versiones religiosa y profana, los mozos y mozas solteros del pueblo y, por último, también se designa como mayo a la canción de ronda entonada por los quintos y el canto religioso a la virgen. La noche del 30 de abril se sigue celebrando en Venta del Moro y en las pedanías de Casas del Rey y Jaraguas esta tradición en su doble vertiente profana y religiosa.

El pueblo es de origen medieval, se construyó en torno a la Iglesia de la Virgen de Loreto en el S. XVIII. Son de interés turístico las hogueras en honor a la Virgen de Loreto (10 de diciembre), la Traición de Judas en Domingo de Resurrección y los Mayos, la noche del 30 de abril. Todos ellos declarados bienes de relevancia local inmaterial por la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte de la Generalitat Valenciana el pasado mes de febrero.

Fuente: Ignacio Latorre Zacarés, Cronista Oficial de Venta del Moro.

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