Tiempo de vendimia en Tierra Bobal
Desde finales de agosto y hasta el mes de octubre (incluso noviembre no hace tantos años atrás) la vendimia es historia, tradición y labor.
Las variedades tempranas y las destinadas a la elaboración de cava son las primeras en recolectarse. El comienzo de la vendimia es progresivo en Tierra Bobal, la climatología y el grado de maduración de las uvas y el terreno van marcando el proceso.
Y es que en tiempo de vendimia esta tierra se llenaba de cuadrillas grandes, formadas por familiares y temporeros de poblaciones vecinas, para recoger cuanto antes la cosecha, porque una vez madura, la uva se recoge en su tiempo, y porque el miedo a las tormentas y el temido granizo se instaura en los hogares donde la tradición de la vendimia perdura.
Hoy ya no nos sorprenden las grandes vendimiadoras, que discurren por rectilíneos campos de vides emparradas que hacen más amable el trabajo, aunque aún son muchos los que con dedicación y esmero recolectan a mano la cosecha de sus cepas cultivadas en “vaso”.
En la actualidad, las bodegas, en sus ofertas enoturísticas, recrean para visitantes curiosos un día de vendimia, toda una experiencia que hay que vivir y sin duda un buen momento para conocer en primera persona la esencia que conforma el carácter y el devenir de las gentes de Tierra Bobal. Aquella experiencia en la que las familias enteras salían al alba, almorzaban junto a la “hila” (sin perder de vista la próxima cepa) e incluso comían “de merienda” en el tajo hasta que el sol descendía por el horizonte.
Durante las vendimias, las mujeres de la casa se acostaban tarde preparando comidas, muchas de la gastronomía típica: pisto con tajadas de la orza, ajoarriero, sartenada de embutido con longanizas, morcillas, güeñas… o bollo típico del terreno para degustar casi sin parar, eso sí, con un buen trago de vino en bota o agua fresca del botijo. Todo ello sin faltar de nuevo puntual en la parcela a la misma hora que todos los demás. Y al llegar a casa, vuelta a empezar.
Y por supuesto, hoy podemos disfrutar de estos platos en los establecimientos vinculados a la gastronomía, tanto platos elaborados como productos para comprar y llevar.
Por su parte, los niños descubrían la vendimia cogiendo racimas, porque llevar tijerillas era cosa de mayores, y cuando ya tenían la edad se sentían adultos al poder manejarlas. Generaciones de niños que aprendieron en Tierra Bobal que trabajar de sol a sol era esto, y que las primeras semanas del curso escolar no se iba a clase, porque había que vendimiar.
Y aunque la historia evoluciona, igual que los tiempos, y la mecanización contribuye a aliviar el dolor “de riñones”, la vendimia es la esencia de esta tierra, donde además es fiesta. Así, la población de Requena alcanza ya 75 ediciones de la Fiesta de la Vendimia más antigua de España. Una fiesta que recrea el esfuerzo pero también la alegría con coloridos “refajos”, música de banda, calles engalanadas y actos emblemáticos como el “Pisado de las primeras uvas”, la “Zurra” y la “Noche del vino”.
Y a pesar del cansancio, la incertidumbre, y los contratiempos, la vendimia es el nexo de unión en una Tierra que se define a través de su variedad autóctona Bobal, de la que saldrán exquisitos vinos y cavas (monovarietales; o combinados con tempranillo, garnacha, macabeo…) bajo el paraguas de la Denominación de Origen Utiel Requena, que otorga el prestigio y solera que se merecen a las elaboraciones del terreno.
Y a todo esto podemos sumar respirar durante esos días el limpio paisaje del bosque que abraza al viñedo, cerrar los ojos y esperar a que llegue el próximo verano, porque detrás vendrá la vendimia para volver a empezar… ese es el ciclo de la vida en nuestra Tierra Bobal.
- Imágenes de Territorio Bobal y el Archivo Municipal de Requena.